miércoles, 18 de julio de 2007

VACACIONES DIFERENTES

Curicó es una ciudad ubicada al sur de Santiago, hermosa por sus paisajes, por sus iglesias y lugares típicos.

Esta historia transcurrió en Curicó, para la época de la Vendimia en el año 1968, anoche vi a Mabel, vino y se quedó solo un ratito, (venía de Antofagasta) ya que en la mañana por la intensa neblina se fue a dar una vueltecita a Mendoza ¡menos mal que lo tomó con humor¡ de lo único que se queja es que en 4 horas, solo le dieron una cajita feliz y una bebidita que por lo demás es lo habitual en un vuelo normal. Bueno ella se encargó de aportar detalles a lo ya contado por Mariella, y donde no habrá acciones de riesgo ¡Por fin¡ Pero no recuerdo ¿por qué no fui yo?, bueno, da lo mismo. Partieron de Santiago en el aporreado autito de siempre, mi abuelita tenía familiares que era donde iban a llegar el fundo Santa Olga, pero daba lo mismo la cosa era pasarlo bien, pero momento, nadie dijo que también había que trabajar bueno solo un poquito y en tareas que no habían hecho nunca, sacar uva, sacar choclo y pelar duraznos. Iba el grupito de siempre, menos yo pero igual me echaron de menos Ah¡ pero algo no le habían dicho ¿Dónde está el baño, y las duchas? Bueno como la casa era muy antigua, con vigas a la vista, no había agua potable, la sacaban de una noria que tenía custodio permanente ¿adivinen por qué? Para que nadie tuviera la idea de explorarla por abajo, ¿y las duchas? nos llevaron al frontis de la casa pero nadie veía ninguna ducha todo lo que se veía acuoso era una acequia que corría por la orilla de la casa y esa noche sufrimos la humillación de lavarnos en la calle, menos mal que una vecina autorizó que usáramos la de su casa y ¡oh¡¡¡¡no había ducha, solo que la acequia pasaba por el patio y era un poco más privado, pero igual nos bañábamos con traje de baño , y el mayor trauma fue conocer el baño estaba al fondo del sitio había que pasar por el corral de la vacas, el de los chanchos y el gallinero el baño era un cajón con un hoyo en el medio, hediondo ¡!ay Diosito¡¡, solo protégenos la puerta era una lona, ya no tenía color por lo quemada que estaba por el sol. En la noche éramos mas solidarios, partíamos todos juntos en filita ¡por turno!, y al que le daban ganas fuera del horario tenía que hacer en una cantora y es igual que la comúnmente llamada bacinica.
Bueno, al día siguiente empezaban las tareas propias de la época, ir a agarrar uva, estuvimos toda la mañana encaramados arriba de una escalera y ahí nos dimos cuenta que es bastante sacrificado, horas al sol, mucha sed, mucha tierra, canastos pesados, muchos bichos etc, etc., luego venía, lo más interesante, después del más opíparos de los almuerzos dormíamos una pequeña siesta. En la tarde de ese primer día, nos fuimos a mirar algo de las tradiciones y nos dijeron , ya cabritos vayan a sacarse los zapatitos que van a meter las patas aquí en la uva, tiene que bailar un zapateado, ¿y tienen las uñas cortas? ,ya pus a meterse rapidito no más, la sensación que sentía dijo Mabel era como una especie de masa ligoza, llegaron todos los chiquillos e hicieron lo mismo, pero nos agotamos rápido, más encima que a la Mariella cuando íbamos le cayó una cosa en la cabeza, al grito de ella todos la alumbramos con nuestras linternas y ¡!horror¡¡¡¡, tenía una araña tipo tarántula en la cabeza, empezaron a llegarle golpes y cuando preguntó que tenía le dijimos una araña
tipo pollitos, salió rajada hacia la casa y se metió debajo de las tapas ¡ ah¡ se me había olvidado, vivía ahí un primo de nosotros ni lo conocíamos pero bueno será, pero igual debemos vigilarlo de todas maneras acotó el Gaby, íbamos a dormir, cuando de repente sentimos unos aullidos que no eran de animal conocido, miramos el techo y por las vigas se paseaban como Pedro por su casa, unos feroces ratones, casi nadie durmió por los malditos y nosotras todas las noches con la cabeza bajo la ropa. Estas cabritas, la Mariella y la Pamela, se reían de la polola de mi tío Willy ya que durante el día andaba muy emperifollada llena de pinturas y peinados altos y no era más que un peluquín y cuando se sacó la pintura de sus ojos casi nos morimos porque no se parecía en nada a la viejuja con que llegamos.

Aprendimos a pelar duraznos para hacer los huesillos y a pelar choclos (que cuando nos salía un gusano perseguíamos con éstos a los cabros chicos) para sacar el maíz. Tanto los huesillos como el maíz los poníamos en calaminas y luego los poníamos sobre el techo para que se secaran, período que no era muy largo. Realmente había que sacarse el sombrero porque trabajaban de sol a sol y al día siguiente la misma rutina.

El primer día Mabel montó sobre un caballo y como no lo sabía hacer muy bien, cayó mientras que el animal salió corriendo espantado. Colorín colorado el cuento se ha acabado.
(estas fotografías son recopiladas de diferentes sitios y que se encuentra publicadas en internet)